jueves, 18 de mayo de 2017

Perreras ¿Cómo funcionan?

Permitidme empezar con un resumen rápido y simplificado de lo que está pasando en toda España: hay perreras municipales y hay protectoras. 
Vayamos primero con las protectoras, que son organizaciones privadas, con diferencias en sus modos de obrar y que no están obligadas a recoger más que a los animales que quieran o para los que tengan capacidad. Hay protectoras que funcionan bien, mal y regular por distintos motivos y circunstancias, en algunos casos más comprensibles que otros, no nos vamos a engañar. A menudo hay más voluntad que medios, a veces falla la organización, la cooperación con otras entidades, la concepción de lo que es un animal por el que merece la pena luchar…

Por regla general suelen operar mucho mejor que las perreras municipales. Las perreras, aunque por temas de imagen se las llame con muchos otros nombres, son un servicio de recogida de animales que es obligatorio que los ayuntamientos tengan, unidos a otros en caso de poblaciones pequeñas. Están obligados a recoger a todos los perros y gatos de su municipio, así que no pueden poner límites a las entradas de animales. Pocas veces están gestionadas por entidades protectoras (que sería lo ideal), con demasiada frecuencia están en manos de empresas con poco o ningún ánimo de ayudar a los animales que gestionan, gente que tenía un terrenito en las afueras y buenos contactos en el ayuntamiento, empresas que llevan otras tareas como el servicio de limpieza, personas más interesadas en el dinero o la influencia que puedan obtener con esa gestión.
Dinero de todos, dinero público que debería destinarse a salvar vidas, a lograr el mayor número posible de adopciones, de segundas oportunidades para los perros y gatos que albergan. Dinero en grandes cantidades ya que estamos hablando de multitud de ayuntamientos, dinero que nadie se ha molestado en controlar, en elaborar un informe preciso de cuánto supone.
Tampoco los ciudadanos de a pie, incluso los que aman a los animales, se molestan en informarse de cómo funciona ese servicio de recogida de animales en su ayuntamiento, de cómo se gestiona y quién tiene la concesión. Y deberían, deberíamos. Deberíamos saberlo y pedir que se rindan cuentas. Los ayuntamientos deberían ser transparentes dando números sobre cuántos animales entran en sus instalaciones cada año, cuántos son sacrificados y cuántos encuentran un nuevo hogar. Deberían… vamos a dejarlo ahí.
¿Sabes cómo funciona tu perrera municipal? ¿Quién tiene la gestión? ¿Si se esfuerzan en salvar vidas? Pues tal vez deberías.
La gestión de los servicios municipales de recogida de animales sin control, sin rendir cuentas, sin tratar a los animales de manera conveniente se produce en municipios de  toda España, aunque en algunas regiones la situación es más dramática que en otras.

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